viernes, 30 de enero de 2015

Capítulo 5.


Veo que Luisana sale como una rata asustada y nos deja solos, estoy echa una furia, al escuchar que Santos y Asdrubal tuvieron un encuentro nada amistoso creí explotar. Esto es demasiado. 
Santos tiene moretones en la cara, labio y ceja rota. Mi amor, pobrecillo..., si no fuera tan cabezón.

—Lo que hiciste fue algo estúpido.—Le digo tratando de sonar calmada. Obvio no puedo.
—Vaya, te enteraste...—Murmura. 
—¡Como no me enteraría! ¡Todo el pueblo lo sabe!—Grito histérica.
—Pueblo tenía que ser.—Dice en un murmuro.
Yo salgo y voy a la cocina y lo dejo con la cara llena de confusión. 
—Casilda ¿Como estás?—Le pregunto a la mujer que trabaja.—El señor hizo una idiotez y ahora tiene la cara magullada, ¿Tienes algún maletín que pueda usar? 
—Bárbarita, claro que lo tengo, espera.—La espero y luego sale con un maletín blanco con la típica cruz roja en medio. 
—Gracias.—Y salgo.
No soporto verlo así de lastimado. 
—No te me acerques con eso.—Me gruñe como niño pequeño. Lo ignoro.—Bárbara eso arderá, y dolerá.—Se queja y hace pucheros. 
Lo amo, pero es un crío. 
—Quédate quieto.
Intento limpiar con cuidado las heridas, no son nada simple rasguños pero se notan.
—¿Disfrutas viendo como sufro?—Pregunta revolviéndose. 
—Un poco.—Dijo con una sonrisa. Santos me toma de la cintura y me sienta en su regazo, yo sigo limpiando. Santos me da un pequeño beso que me sorprende, yo sigo como si nada limpiando pero me da otro, y otro... hasta que me da uno que me deja sin aliento, como era típico, sus besos me dejaban fuera de combate, aunque sigo enojada.


—Para, tengo que seguir.—Soné como convincente pero sirvió para alejarlo.
Una vez listo, fruncí el ceño. Su cara hermosa estaba toda amoratada, mataré a Asdrubal. 
—Explica.—Santos frunce el ceño confundido.—Porque hiciste eso.—Le señalé con la barbilla la cara.
—Tu ex novio me provocó...,  empezó hablar de ti, de mi, de nosotros.—Dijo apretando los puños. 
—Tengo que irme, debo ir con mi padre.—Me levanto y el conmigo.—Vendré esta noche.
—Puedo ir yo.—Susurra atrayéndome hacia él.—Te amo.—Aun no me acostumbro a esas palabras, cada vez que las dice me vuelvo gelatina, Bambi recién nacido.
—Te amo.—Le beso. Deseo quedarme con el. Pero tengo algo que hacer.
Santos como todo buen caballero me acompaño hasta mi caballo.

Salí disparada, me encantaba la libertad que sentía al estar en caballo, me sentía como si volaba.

Llegó al pueblo y las miradas de todos están en mi, ya estoy acostumbrada a esto. Cuando se anunció mi compromiso con Asdrubal fui la comidilla del pueblo por meses, aun más cuando se enteraron de que se canceló, nadie supo el porque hasta ahora.
Cuando llegó al muelle lo veo, Asdrubal está hablando con uno de los hombres de mi padre, se le ve peor que Santos, el doctorcito pega bien. Me ve llegar, se despide de los hombres y me recibe con una sonrisa.
—Cielo, ¿Qué hay?—Dice relajado.
—Se lo que hiciste, ¡Todo el pueblo lo sabe!—Grité atrayendo miradas de los demás que pasaban. Asdrubal me tiro del brazo y me arrastro hasta el barco.
—Veo que ya tu Santos te llevó el chisme.—Dijo apretando el puño.
—Por Dios, Asdrubal..., vivimos en un pueblo. Me hubiera enterado de todas formas.
—Si, pero no quería que ese sujeto te envenenara la mente. Te apuesto a que dijo que yo empece la pelea, poco hombre que no es sincero.—Dice y yo no se si creer o no. No.
—Eres un completo idiota. No te acerques a Santos. Déjanos en paz.
—No, no por que tu tienes que estar conmigo.—Dice acercándose a mi.
—Deja de decir es estupidez, escúchame bien: Lo amo. Lo que sentí por ti, no le llega a los talones a lo que siento por él. Déjanos tranquilos.
—Me acusas a mi de engañarte y el tiene a una pequeña zorra en casa, bien Bárbara.
Odié que nombrara a la estúpida esa. No sabía como Santos la soportaba.
—Lo tuyo es diferente, Santos no se acuesta con ella.
—Pero lo hizo.—De repente quería vomitar. 
—Te sugiero que no vayas por ese camino.—Le amenacé.
—Bárbara, amor..., recuerda que nosotros eramos perfectos... ¿No te hacen falta mis caricias?
—La verdad..., no.—Respondí sin ninguna duda.
—Ese hombre te ha hechizado.—Gritó furioso.
—No, ese hombre me ha enamorado. Ya no te amo, Asdrubal..., Lo hice, incluso cuando nos separamos..., pero es un amor dañino, enfermizo. Malo para mi bienestar.—Y dicho esto salí del barco, cuando me alejé lo suficiente divise entre la gente a mi padre. Aunque no era difícil el hombre medía más de 1.90 por favor. Me acerco a él y me siento aún más pequeña, bueno..., con todos me siento pequeñas, Santos, Asdrubal pero no viene al caso.
—Quien le haya dado esa  golpiza a Asdrubal tiene una buena derecha.—Dice sarcástico.
   
—La verdad es que si.—Digo nerviosa. No he hablado mucho de Santos con mi padre, siempre rehuyo a el tema.
—Este tipo de comportamientos no lo tolero, Bárbara. Que mi hija esté otra vez en la boca del pueblo no lo soporto.
—No volverá a pasar.—Titubeo.
—Claro que no.—Responde con voz fría. 
Mi padre muy poco me mostraba el amor, pero era muy sobre protector.
—En serio, además Asdrubal empezó.
—No importa quien empezó, cariño... solo dile que no vuelva a pasar.—Dijo en voz más suave. 
Hablamos un rato en un café, bueno la que tomaba café era yo, él tomaba cerveza. 
—Quiero conocerlo.—Suelta de pronto, y yo casi me atraganto con el café.
—¿Qué?
—Quiero conocer a Santos Luzardo.—Repite entornando los ojos.
—No lo sé...
—Tráelo mañana a cenar al Miedo.—Dice mientras se levanta—Me tengo que ir, nos vemos mañana en la cena.—Y se va. 

OH-POR-DIOS.

Voy directa al Miedo. 

Cuando llego me encuentro con Eustaquia, esta al ver mi cara sabe que pasa algo. Me hace tomar asiento en uno de los muebles, y luego va por un trago. 
—Cuéntame, que es lo que pasa ahora.—Ella me mira con sus ojos oscuros amables.
—Santos y Asdrubal tuvieron una pelea, vieras las caras nuevas que ahora tienen..., mi padre ahora lo sabe y quiere conocer a Santos. Y lo peor es que Santos tiene bajo su techo a una princesa del chiquero.—Gruño.—La vieras vieja, es..., insoportable.—Digo mientras bebo mi copa.
—Ambos tienen los celos a mil. Pero mi niña no vez que se hacen daño. ¿Qué si tu padre lo quiere conocer? Antón es un terco, pero aceptará al doctor. Con lo de esa mujer, cuidado. Bárbara ahora más que nunca tienes que ser civilizada.
—¿Tan civilizada como ellos? ¡Casi se matan y tengo que ser yo la civilizada!—Grito nerviosa.

—Bárbara, tu no eres igual que ellos.—Me regaña.
—Juro por Dios que si me la encuentro, vieja y me hace algún comentario fue lo último que dijo.—Amenazo.
—¡Niña terca!—Dice levantando las manos—No te quejes de tu padre cuando tu eres igual que él.
—Iré al pueblo, tengo que buscar alambres para medir las tierras que dividen Altamira y el Miedo.—Me levanto.
—Un momento, usted no ha comido señorita.—Me detiene y yo tuerzo el gesto.
—No tengo hambre, pero prometo que comeré algo en el pueblo.
—Después te enfermas por comer chatarra en el pueblo—Y sin decir nada más se va. 

Por primera vez me fijo en las maletas que hay en la sala, seguramente de mi padre. 


De mis raíces se poco, solo que mamá era una india.
Mi padre no volvió a tener esposa, ni hijos desde que ella murió —Eso no le quita lo zorro

Voy hasta una de las señoras que se encargan de la limpieza de la hacienda y le pido que las acomode en una habitación. 

Salgo en busca de mi caballo, como siempre que me monto me pregunto entre ir y no ir a Altamira. Extraño a el pelele. 

Voy caminando y llamo a algunos de mis peones para que me ayuden a cargar con las cosas para la cerca, una vez ya montada me encuentro con el mayor de los imbéciles, ni siquiera recuerdo como fue que terminé acostándome con él. Balbino Paiba.
—No sabía que te gustaran los doctorcillos.—Dice acercándose a mi.
—Y yo que tu podías ser tan idiota.—Le digo levantando la ceja.
—Son la comidilla del pueblo. ''Santos Luzardo y Asdrubal Cayetano se pelean por el amor de Bárbara Guaimarán''.—Se burla.
—Vete a freír esparrago, Paiba.—Obvio no tengo un buen día. 
—No sabes como tomar una broma, dulce.
Odiaba que me llamará dulce.
Gruño y me doy la media vuelta y me voy. Lo oigo llamarme pero no le hago caso. 

Estoy concentrada en mis pensamientos...
¿Como mi vida tubo este cambio? Hace unos días ni siquiera estaba en mis planes enamorarme, no pensaba en el futuro, vivía el hoy. Pero ahora estoy cagada de miedo de que esto se arruine, después de Santos, dudo mucho que haya alguien, estoy enamorada hasta las trancas y eso me asusta. 
¿Qué pasa si mi padre no lo acepta? Por más que ame a Santos, amo más a mi papá. ¿Será siempre así? ¿Habrá siempre alguien que se nos interpongan? ¿Por qué no nos dejan vivir nuestro amor tranquilos? Tengo muchas preguntas y definitivamente pocas respuestas. 
Siento que alguien me toma del brazo y me jala, como sea Balbino le parto la cara. Pero no es él, ¿Qué diablos? Luisana Requena está frente de mi con su cara de mala leche que quiere que yo me intimide pero me causa risa.
—¿Se te ofrece algo?—Sonrió. 
—Si, ¡Qué te alejes de Santos!—Grita. Y me río. 
—No lo haré, princesa del chiquero.—Le digo antes su cara de incredulidad.
—Es mío, él se iba a casar conmigo.—La sonrisa se me borra de la cara, eso no lo sabia. 
Luzardo, eres hombre muerto. —Solo tuvimos una pequeña pelea, por eso entiendo que ahora esté contigo, pero luego volverá a mi. Es a mi a quien realmente ama.
—Acéptalo, eres muy poca cosa para que Santos te ame. Aprende a hacer mujer, y luego hablas conmigo. Entre Santos y yo hay amor, algo que el nunca te dio.—Y al decir eso recibo una cachetada de ella. ¡Se acabo! ¡A la mierda la civilización! 
En un rápido movimiento la tomo del cabello y la recuesto de la pared, ella me clava las uñas en ambos brazos, caemos al suelo y rodamos. Siento que alguien me toma por ambos brazos y me alza con facilidad, al ver quien es me encuentro con la cara sonriente de Felix Luzardo. Me pone en el suelo aun con la sonrisa y sacudiendo la cabeza.
Ayuda a Luisana y ahora frunce el ceño.
—Te traje para que conocieras no para que cometas estupideces, María Nieves te llevará a Altamira, ve a la camioneta.—Gruñe severamente. Iré enserio en pensar que estúpida si no le hace caso ante ese tono de voz. Ella lo hace sin rechinar. Felix se voltea dándome la cara y otra vez sonríe.
—Vaya que eres una fiera.—Ríe.
—Calla.—Le digo riendo. 
—¿Te ha echo daño?—Me pregunta mirando fijamente.
—No, rasguños.—Me encojo de hombros.
—¿Ya comiste?—Me pregunta sonriendo. 
—No.
—Excelente, ¿vamos,Doña Bárbara?
—¿Doña Bárbara?—Pregunto riendo.—Me gusta.

Llegamos a un restaurante y nos sentamos en una mesa apartada, pedimos las comidas y esperamos.
—Sabes que lo que dijo Luisana no es verdad ¿Cierto?—Pregunta mientras bebe agua.
—¿Como sabes lo que dijo?—Pregunto extrañada.
—Las escuche, sabía que Luisana te había visto.—Me explica.
—¿Y no nos paraste? ¿Dejaste que esa mujer y yo nos peleáramos? —Pregunté tratando de ocultar mi sonrisa.
—Se veía tan sexy...—Dijo riendo.—Y al final lo hice.—Ambos reímos.
—Gracias por la ayuda, tenía miedo de salir herida.—Dije sarcástica.
—Mi hermano te ama...—Dice sonriendo sincero.
—Y yo a él.—Digo asintiendo.
—Nunca lo había visto de esa forma, siempre era seriedad, trabajo. Un circulo vicioso.
—Es fácil quererlo, solo tiene que dejarse.—Digo al pensar en el gruñón que estará por botar fuego por la boca al enterarse. Aunque la princesa del chiquero no me haya pegado muy fuerte debo decir que su anillo si, tengo sangre en la nariz y me niego a limpiarla, dolerá. 
  
 Comemos entre risas y anécdotas. Cuando ambos tenemos que volver nos dependimos con un abrazo.
—¿Vienen mañana a comer al Miedo?—Le ofrezco sabiendo que para Santos le será más fácil si ellos están.
—Encantados.—Dice sonriendo. 
Ese hombre siempre sonríe.

Llego al Miedo, Eustaquia que está limpiando al verme abre los ojos exageradamente grandes. 

—¿Bárbarita, qué te paso?—Pregunta.
—Civilización, eso fue lo que me paso.
—¿Qué hiciste?—Me mira mal.
—¡Fui civilizada!—Digo.
—Mejor no pregunto nada, en el despacho hay alguien quien te sacará esa información.
—¿Ah?—No entendí.
—Ve al despacho.—Me manda. 
Cuando abro la puerta del despacho me encuentro a un Santos ceñudo, que al verme resopla y golpea con el puño el escritorio. 
—¿Estás bien?—Pregunta primero. 
—Bien, ¿y tu?—Cierro la puerta. 
—¿¡Tienes idea de lo que es llegar a la hacienda y encontrar a Luisana en un mar de lagrimas y escuchar por todo los peones que ''Mi novia agredió por celos a mi ex''!? 
—En primer lugar, ¿¡CELOS!?—Grité.—Y si, se lo que se siente porque ¡Eso fue lo que hiciste tu!—Le recrimino y parece apenado pero después se recompone y sigue ceñudo.—Te dejas comprar por cualquier mentira que te diga la muñeca de porcelana, te dejas dominar.—En un paso me toma de la cintura y me pega de la pared.
—Estás celosa de Luisana, te corroe los celos, mi amor.—Dice cerca de mis labios.
—Igual a ti, estás como un loco al imaginarme con Asdrubal.—Aprieta su amarre.
—Diablos, si.—Gruñe y me aprieta más a él.—Yo lo admito, ahora tu.



—¿Debo admitir que me siento celosa porque tu novia pija está en tu casa? ¿Qué se hace pasar por tu prometida? ¿Y empieza una pelea y no es capaz de terminarla? ¡Maldición estoy que exploto de celos!—Grito, Santos me besa feroz pero se separa demasiado pronto para mi gusto.
—No lo vuelvas hacer.—Respira agitado.—Casi exploto al pensar que te pudo pasar algo...
Me vuelve a besar y esta vez soy yo la que se separa.
—Así me sentí yo ayer.
—Perdón.—Susurra.
—Perdón.
Nos besamos descontrolados, agitados y cansados por todo este alboroto. Le quito la camisa a Santos y el hace lo mismo con la mía.
Me carga y me lleva hasta el escritorio.
¿Qué es lo que tienen los escritorios...? 
Santos busca el botón de mis pantalones y los baja, estoy en ropa interior encima del escritorio. Me besa el cuello las clavículas y entre los pechos y yo me estremezco ante su contacto. Veo que se baja los pantalones y de un tirón rompe mi ropa interior. Santos se introduce en mi yo me retuerzo.
—Te amo.—Le digo.
—Te amo.—Me besa mientras se sigue moviendo en mi interior.

Trato de recomponerme lo mejor que puedo, arreglo mi cabello mientras que Santos se pone el cinturón, al verlo veo que tiene una sonrisa de pillo en el rostro.

—¿Tomas un café conmigo, Doña?—Me pregunta. 
—Como no, doctor.—Se levanta y me besa. 
—Dilo.—Me pide, y se exactamente lo que quiere oír.
—Te amo.—Le digo viendo esos ojos que me encantan. 
—Otra vez.
—Te amo.—Digo mientras le beso.
Salimos y pedimos que nos lleven café al jardín. 
—Me imagino..., los jardines de Altamira llenos de niños, corriendo y riendo.—Dice mientras mira el jardín pensativo. 
Me tenso y me pongo alerta.
Me encantan los niños, pero no he pensando en tener míos propios, claro que la idea de tener hijos con Santos me atrae. Lo amo y si quiere tener un hijo lo tenemos y sino por mi me basta. 
Hablamos y reímos de cosas sin importancias, observamos las hojas volar por causa del viento. 
Habían pasado dos semanas y yo estaba enamorada hasta las trancas, estaba loca por ese abogado gruñón que trajo felicidad a mi vida.
—Enana, es mejor que pasemos.—Dice en tono de broma. Que a mi no me hace gracia. 
—¡NO SOY ENANA!—Le grito. Santos ríe.
—Como quieras pequeña.—Me roba un corto beso en los labios y sonríe arrogante.
—Abogaducho.—Murmuro entre dientes y paso delante de él. Santos me propina un azote que me hace saltar y quejar. 
—Ves, no es bonito.—Me río y luego el me acompaña en risas.
Entramos en casa y subimos a la habitación, Santos empieza a besarme el cuello y...


Estamos acostados en mi cama tratando de recomponer nuestras agitadas respiraciones, le beso el cuello y el me acaricia la espalda. Recuero la invitación que le hizo mi padre, aun no le he dicho nada a él. 
—Santos...
—Mmm...—Murmura.
—Mi padre quiere conocerte, me ha dicho que te traiga mañana a cenar...—Digo con rapidez.
—¿¡Qué!?—De un salto se levanta de la cama y me mira con los ojos abiertos como platos. 
Ahora tengo miedo de haber estropeado esto y de que se vaya...


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Si te gusto, please deja un comentario <3. 

17 comentarios:

  1. Me encantoooo! <3
    Amo como haces esas escenas de sexo sin tapujos y sin pena de decir las cosas que realmente pasan, me encanta como cada cosa la haces tan inesperada y fascinante, eres una magnifica escritora anciosa por el siguiente capitulo.
    att:katherine, una fan mas.

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    1. Eaaa<<3, millones de gracias, si pasa que me da pena que sean muy explicitas y tome vulgaridad la novela. Gracias <3. Pronto ;).

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    2. Para nada, creo que eso es lo que te hace diferente de las demas que a duras penas ponen que se besan y ya!!! Me choca que esten tan llenas de tapujos ADMIRO tu expontaneidad, tu forma de pensar y tu expresividad si sigues asi, que buen fututo te espera <3

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  2. MUY BUENO!!! 😁 Oww los pensamientos de Barbie! 💙sos muy buena escribiendo.. Habrán más escenas en la capital?

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    1. Gracias, sii ya conocíamos los de Santos ahora teníamos que conocer como se sentía la Doña. ¿Como de la capital?

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    2. No jajaj osea en la ciudad (civilización) :3

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  3. AMEEE ESTE CAPPPPP, ENSERIO CADA VEZ MAS Y MAS ENTREGADA A LA NOVELAAAAA, SAN Y BAR SON HEMOOOOOOOSOOOOOOOOOS <3 PERO MUJER TU ME ESTAS MATANDOOOOO ¿¡COMO SE TE OCURRE DEJAR HAY EL CAAAP!!!?

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  4. Pero chica cada día mejor eso capa son de infarto lo adore cap pronto por favor gracias, adoro tus webnovelas

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  5. Aww esta genial esta wn! Cada día se pone mejor, y como siempre espero el proximo cap, que quede claro que soy fans #1 de esta wn

    Jajaja que bonito es despertar y ponerse a leer tu wn jajaja

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  6. ohhh me encanto sublime sobre todo la escena de ese par de tortolitos de puro sexo y pasion sin frenos y la platica de cuñados jejeje esa estuvo buena espero con ansias el proximo que espero k sea el de la cenita en el miedo y luisana obvio k le iba a buscar pelea y si eso k dice db es verdad k tendran los escritorios k le vuelven loco al doctorcito¿? jajajajaja

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    1. Jajajaja, gracias Bea. Pronto ;) siii, Luisana no sabe cerrar la boca.

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  7. Hermoso capítulo!! Haces que siempre me quede con ganas de seguir leyendo

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  8. ¡QUE HERMOSO, HERMANA DE OTROS PADRES <3! Capítulo excelente, que bello piensa Bárbara es tan lindaaa, y él pelele de Santos e_e que romantico que es por favooor. Odio a Luisana ¿Lo sabes ya? Siempre con ganas de seguir leyendo, no tardes mi pequeña zorra <3.

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