domingo, 11 de enero de 2015

Capítulo 1.


Capital - 2015.
¡Feliz 2015! - grita Gonzalo con una gilipollez de sombrerito y un matasuegras 
Yo le observo con una media sonrisa desde la puerta de mi habitación. Termino de abotonarme la camisa y le sigo hasta el salón.
Imbécil, estamos a veintidós de DiciembreDije burlándome del ridículo sombrero con letras del 2015 que llevaba en la cabeza. 
—Santos, por favor. NO-SEAS-AGUA-FIESTA.—Dijo entre dientes.—Aveces ni entiendo como Luisana te soporta...—Murmuró.
—Entre Luisana y ya no hay nada.—Dije alzando la voz.
—Qué pena.—Susurró.
Poniéndoselo más fácil de entender Luisana era el típico rollito, ni novios ni amantes ''rollito''. Aunque Gonzalo y mi tía Cecilia se empeñen a que parezca otra cosa.
Soy Santos Luzardo, dueño de mi propia empresa de abogacía, típico hombre temido y respetado, pero eso es solo gracias a mi padre. Oigo como la puerta de mi apartamento se abre y luego de ahí entrar Felix Luzardo. Lo que faltaba ¡Mi hermano! Suspiré pesadamente. 
—Gonzalito, deja de fastidiar a mi hermanito.—Dijo fingidamente preocupado por mi. Idiota.
—¡Feliz navidad grandisimo imbécil!—Volvió a gritar.
—¿Navidad? ¡Yo lo que vine fue a darte tu noche buena!—Gritó para después los tres echarnos a reír.
Mi teléfono por quinta vez en una hora sonó. No hizo falta alzar la mirada para ver quien era.
—Deberías contestar, Santos.—Dijo mi hermano mayor.
—No.
Pone los ojos en blanco y se sienta en mi mueble en forma de ele. Gonzalo lo iba a ser pero Felix le hizo una llave de lucha y luego lo tiró en el piso.
Te lo debía – le espeta divertido sin ningún remordimiento -. Que sea la última vez que
le dices a una chica que tengo ataques de doble personalidad para poder ligártela.

Se sienta a su lado. Gonzalo se incorpora y se lleva la mano al costado gimoteando.


Si te sirve de consuelo, no fue el polvo de mi vida.
—Me sirve.
Yo disimulo una sonrisa observándolos. 
Gonzalo vuelve a incorporarse con una sonrisa, como si cayera en a cuenta de algo, y da una palmada para avisarme de un inminente anuncio.
La fiesta de esta noche va a estar genial – comenta pletórico - Es en El escorpión.
Yo pongo los ojos en blanco otra vez Ya van dos veces desde que puse los pies en el salón. No comprendo porque se empeña en ir a esa clase de fiestas son estúpidas.
No entiendo porque tenemos que ir a esa fiesta – protesto -. Estará llena de crías de
dieciocho años.
Por eso vamos – responde como si fuera obvio.
¿Qué coño te pasa? – me quejo -. Ya necesitas hacerte el interesante para ligar usando
tu edad.
 ¿Y qué coño te pasa a ti? se queja élNo quieres desenvolver un regalito recién
llegado de casita, con sus sueños de conocer la gran ciudad intactos y pensando que aquí encontrará a su príncipe azul.
Divertido intento ocultar otra sonrisa. Es un cabrón.
Y las pobres desgracias se encuentran contigo – le interrumpe socarrón Felix.
O con éste – me señala Gonzalo – y mejor que se encuentren conmigo. Yo no les hecho
el polvo de sus vidas y las despido a la mañana siguiente con una palmadita en el culo
sin haberles dicho ni mi nombre.
Los dos me miran y yo me encojo de hombros a la vez que le doy un trago a mi cerveza. No tengo que darles ninguna explicación.
Se escucha un ruido al fondo del pasillo y unos tacones repiquetean por el parqué cada vez
más próximos.
Entonces vamos, ¿verdad? Porque...
Gonzalo no termina la frase. Se ha quedado embobado con lo que sea que hay a mi espalda.
-Adiós, Santos – escucho la voz de Luisana tan solicita como siempre.
A veces es un puto fastidio. No entiendo porque no puede marcharse sin más.
Adiós – respondo con indiferencia sin ni siquiera mirarla.
Dile a Carla que la llamaré esta tarde – le comenta a Gonzalo y ésta asiente.
No la veo pero sé que está ahí de pie esperando a que diga algo que no voy a decir y lo
cierto es que ni siquiera entiendo porque lo hace. Siempre le he dejado muy claro lo que hay entre nosotros. Ella es la que se empeña en creer que las cosas son diferentes.
Finalmente escucho pasos y unos segundos después la puerta se cierra.
Te juro por Dios que no lo entiendo – comenta Gonzalo con la mirada aún perdida en el
descansillo -. Esa chica está buenísima y te sigue como un puto perrito y ni siquiera es
la única. La vida es muy injusta, joder – sentencia consternado.
En ese momento me paro y le hago una mueca al mismísimo estilo Elvis Presley.
Cabrón—Me responde a la vez que me tira el mando de la tale que esquivo sin
problemas.
Es mi puta tele, idiota— Me quejo divertido.
En ese mismo instante Felix le toma del brazo y se lo retuerce hasta que le hunde la
cabeza en el cojín.
Gonzalo se revuelve y le da un puñetazo a Felix en el estomago. Mi hermano lo suelta y él se levanta victorioso.

Y ahora voy a por ti, cabrón – me anuncia señalándome amenazador con el dedo.
Yo me río de él sin ningún disimulo. Voy a darle la paliza de su vida, pero entonces mi
móvil vuelve a sonar. Es mi padre otra vez así que rechazo la llamada. Felix me mira y
resopla dejándome claro que no le parece bien lo que estoy haciendo. Apenas un segundo
después es su móvil el que comienza a sonar. Lo saca del bolsillo de sus pantalones de traje, mira la pantalla y lo gira a la vez que lo levanta para que yo también vea quien llama. Era de esperar que al no cogérselo, mi padre lo llamara a él.
Va a seguir llamando – me anuncia y sé que tiene razón.
Mi hermano se levanta y tira su smartphone, que sigue sonando, sobre el sofá.
Habla con él – me pide Felix
Yo les miro a los dos y ellos me observan a mí. Sé que lo hacen por mi bien pero no
necesito que me den la charla, ni que me digan lo que tengo que hacer. Me gustaría que
las cosas fueran diferentes pero no lo son. Es inútil hablar de algo que nunca va a cambiar, es más fácil dejar de intentarlo.
Voy a darme una duchacomenta dando el tema por zanjado.
Salgo del salón y escucho refunfuñar a Felix. Soy plenamente consciente de que piensa
que me convendría hablar pero me conoce demasiado bien como para saber que no voy a
hacerlo.

A eso de las nueve de la noche cojo las llaves del coche y salgo de mi apartamento, tengo que pasar a recoger a Gonzalo a su casa. Se pasa todo el camino intentando convencerme de que la fiesta estará genial.
Aparco a un par de calles y nos damos una carrera hasta el local. Hace muchísimo frío.
El sitio está atestado de gente y, como ya sabía, lleno de crías.
Pasamos un par de horas hablando y viendo crías venir y irse, hasta que la puerta del local se abre y entran dos mujeres, ambas morenas, muy buenas pero sin nada que me llamen la atención, de repente una de las morenas se da la vuelta y llama con un silbido a alguien, cuando por la puerta entre una despampanante castaña con el pelo ondulado, menudita y un cuerpo bonito, mentiría si digo que pasa de los treinta. Se quita la chaqueta y se alisa nerviosa su vestido rojo. Le presto más atención y me doy cuenta de que tiene unas piernas increíbles. Su amiga la coge de las manos obligándola a separarla de su vestido y acto seguido le hace dar una vuelta. Involuntariamente sonrío.
Seguimos charlando de estupideces sin importancia, pero antes de que me dé cuenta vuelvo a buscarla con la mirada. Sigue en el mismo sitio, hablando y riendo. También
involuntariamente comienzo a fijarme en pequeños detalles como la manera en la que frunce el ceño cuando algo la deja fuera de juego o como se alisa la falda del vestido cada vez que está nerviosa.
Cuando me doy cuenta de todo el tiempo que llevo observándola, resoplo malhumorado y
aparto mi mirada de ella.
Soy vagamente consciente de que dos chicas se acerca a Gonzalo. Él les saluda con una
sonrisa y ellas comienzan a hablar nerviosas sobre lo divertida que es la fiesta, la buena música
que suena y lo genial que es la capital. Una de ellas se atreve a preguntar por nuestros
nombres y yo resoplo de nuevo mientras me llevo la copa a los labios. No me interesan lo más mínimo.
Gonzalo se da cuenta e intenta ser lo suficientemente simpático por los dos, pero cuando las chicas se dan cuenta que no las he mirado ni una sola vez, deciden darse por aludidas y marcharse.
—¿Se puede saber que te pasa?—Se queja.
Yo le miro francamente mal y vuelvo a perder mi mirada en la inmensa pared llena de
botellas tras la barra. Ni siquiera me molesto en contestarle. Lo que no impide que siga
farfullando malhumorado.

De pronto cada musculo de mi cuerpo se tensa y la sangre se vuelve adrenalina en mis

venas. Es como si todo mi cuerpo se anticipase a lo que va a ocurrir y me siento como un
universitario. 
Un Martini Royale, por favor – le pide a la camarera.
No deberías beber – le digo burlón pero en el fondo también hay una pizca de
advertencia, de preocupación y eso me incomoda.
¿A qué ha venido eso? – se queja.
¿Cuántos años tienes? – pregunto socarrón.
Los suficientes para estar aquí – contesta muy digna.
No lo creo.
El local es muy grande – se defiende – puedo pedir una copa en el otro extremo de la barra.
Da unos pasos para alejarse pero yo la tomo de la muñeca y la giro de nuevo. Es la primera
vez que toco su piel y una corriente eléctrica me atraviesa. Por como se tensa su cuerpo se que ella también lo ha notado.
Si vas a beber, vas a hacerlo conmigo –sentencio atrapando su mirada. Tiene unos ojos azules increíbles.
Soy plenamente consciente de que esto es ridículo. No es nada mío. No tengo que
protegerla. Pero de pronto me la imagino borracha y vulnerable en manos de cualquiera de estos inútiles que se la comen con los ojos y una punzada de rabia me llene los pulmones de golpe.
Además, ella no se mueve ni intenta zafarse de mi mano. Está nerviosa, respira acelerada,
tímida y yo me descubro absolutamente encantado de cómo cada centímetro de su cuerpo está reaccionando al mío. Una animal fabricado de puro instinto y deseo se despierta dentro de mí. Nunca me había sentido así. 
En lugar de pedirle una copa le tiendo la mía. Ella la coge despacio, entreabre los labios y aún más lenta, casi agónicamente, se lleva la copa hasta ellos. Joder, es al cosa más sexy que he visto en mi vida.

Toma un sorbo y el líquido amargo le hace cerrar los ojos y exhalar todo el aire. Yo escondo la sonrisa sincera que me provoca en otra más dura y al verme, ella entorna la mirada.
Yo la detengo poniendo mi mano sobre la suya e, igual de despacio que ella se lo llevo a sus labios por primera vez, recupero mi vaso. Tiene una boca increíble, dulce, sensual, perfecta. Separo el índice del cristal y suavemente acaricio su labio inferior. Ella gime bajito y ese simple sonido me enciende por dentro.
A estas horas deberías estar ya en la cama o Santa Claus no te traerá nada por Navidad
— susurro socarrón
Ella me asesina con la mirada.
—Bárbara.—La llama la chica rubia que le acompañaba.

El camarero le presta más atención de lo que esperaba y todo mi cuerpo se tensa de nuevo. Si no es nada mío, ¿qué coño me importa? Parece que tengo quince putos años.
Me obligó a prestarle atención a Gonzalo y a mi hermano. Una hora después intento buscarla pero no está ¿Donde está? Un nudo se arma en mi estomago.
Cuando mi mirada cae en la pista de baile la veo, mi sangre empieza a bombear con fuerza, ¿Pero que rayos me está pasando?
Pero aquí no acaba la cosa, un grandisimo idiota se acerca a ella y la coge de la cintura ¿¡Pero qué coño!? Ella no hace nada, solo baila, ahora lo que quiero es gritar y golpear aquel imbécil. Trato de respirar pero lo único que hago es resoplar. ¿Donde está mi auto control cuando lo necesito?

Soy consciente de que me levanto y empiezo a caminar, oigo las voces de mi hermano y Gonzalo llamarme pero no les hago caso. Soy un hombre con una misión.
Al llegar a la pista ella alza la mirada y me ve, se queda en el sitio pero se recompuso en el mismo instante, pasó sus brazos alrededor del cuello de el hombre. ¡ME ESTÁ PROVOCANDO! Bien, señorita esto lo jugamos los dos. Tomo de la cintura a la primera chica que veo y la volteo hacia mi, ella encantada me sonríe y baila conmigo ¡Qué fácil! 
Miró disimuladamente a donde está Bárbara. No está. ¿Qué?
No puede ser, siento como si estuviera cayendo al imaginar que se fue con el estúpido con quien bailaba, corro por la pista y suelto el aire que no sabia que lo aguantaba al ver al hombre sentado enojado en la barra. ¿Pero donde está?
Cuando veo que la puerta del bar se abre y por ahí sale Bárbara, sola.
Corrió disimuladamente hasta ella.
—¿No es un poco temprano para que te vayas o solo te dejaron hasta esta hora?—Preguntó tras de ella.
¿Te estás riendo de mí? – pregunta muy digna.
No, para nada – e intento disimular una sonrisa. Sobra decir que tampoco me esfuerzo
mucho.
Ella parece enfadarse todavía más, resopla y sin decir nada empieza a caminar calle arriba.
Yo la observo alejarse y resoplo malhumorado. No quiero que se vaya. Esto ha dejado de tener gracia, joder.
Vas a helarte.
Prefiero morirme de frío a pasar otro minuto más contigo – replica sin volverse.
Llega hasta un auto que imagino que es suyo y se monta.
Adiós.—Susurra montándose en el auto.
—Adiós.
Esto es una maldita locura. La deseo. La deseo como no he deseado nada en toda mi vida.




Aproximadamente son las cinco y quince. Y yo no he pegado el ojo en toda la noche. Solo se su nombre. Bárbara. Dios, si no hubiera sido tan idiota, si la hubiese invitado a bailar..., ahora estaría en mi cama y yo estaría satisfecho. Maldición tenía unos ojos extremadamente hermosos.
Mi teléfono suena. 
Mi padre. Contesto.
-Abre la puerta.-Y cuelga. Si señores el es mi padre el gran José Luzardo.
Me levanto de la cama y voy hasta la puerta en pijama. Abro y él entra rápidamente.
-Antes de todo te perdono por no haber cogido el teléfono en toda la semana.-empieza.
-Antes de todo. Querido padre se porque estás aquí..., mi respuesta es no.
-Santos, hijo por favor. Piensa que al vender esas tierras nos haremos ricos.
-Como si ahora no lo fuéramos.
Muchos hijos querrían ser como sus padres, yo busco lo contrario.
-Yo busco más, Santos.
-¡SI EL ABUELO ME DEJÓ ESAS TIERRAS FUE POR ALGO! No las venderé. Punto y fin.
Mi padre me mira molesto, furioso. Suelta un resoplo y se va.  
Pego un puño de la pared ¡Maldita sea! Quiero esas tierras. 
Tiempo atrás mi abuelo murió y me dejó a mi y a mi hermano una Hacienda "Altamira". Tengo buenos recuerdos de ese lugar. Cuando mi hermano y yo crecimos y teníamos que ir ala universidad, nos alejamos de ahí por mucho tiempo. Mi padre parece ni tener un asomo de recuerdo de aquellos tiempos.
Voy a trabajar, eso siempre me distrae.
¡NO PUEDO CONCENTRARME! 

Hablo con Félix para hacer las transiciones de  Papeles después de insistir lo he logrado, Altamira es mía sola.
Mañana iré, primero arreglo las cosas en la oficina y estoy listo. 
Como me pasó anoche, no pegó ni un ojo.
Voy en bongo hasta el Arauca, después de haber estado en San Fernando. Al llegar espero a que me den mi maleta, llame a un viejo conocido, Antonio Sandoval. Mi mejor amigo cuando niños. Un escalofrío me recorre el cuerpo, el pulso se me dispara y el corazón se me va a salir del pecho, cuando la veo ¡Bárbara! La mujer que me ha estado quitando el sueño estos últimos dos días está frente a mi. No se si quiero reír llorar o gritar. Mierda quiero hacer los tres.
Ella no me ve, esta hablando con otro hombre, uno mayor y muy apuesto. Parece su padre porque tienen los mismos ojos.
Quiero ir a donde está ella.
-¡Santos!- Escucho la voz de Antonino tras de mi. Al mismo instante que ella se sube a una camioneta y se va.
-Era ella, Antonio, ella.
-¿Quien? -busca entre la gente pero no ve a nadie.
-Barbara.-Susurro más para mi que para el.
-¿La hija del mr Guaimaran? ¿Barbarita?
-¿La conoces?-Un altismo de esperanza florece en mi.
-Su padre es lo que llaman aquí el Dios del ron. Llegó hace años aquí y se instaló a vivir aquí. Bárbara vive más en la capital que aquí. Es una buena muchachada, aunque las malas lenguas dicen que es una fiera en la cama.
Ese comentario me cae como agua fría. 
Vamos hasta la hacienda y yo no he dicho casi nada. En comparación de Antonio que va hablando y hablando hasta el cansancio.
Me instalo en la que será mi habitación, Antonio me presenta a su familia. Gente humilde que me hubiese encantado tener a mi como familia. Cuando por fin soy libre ya son las dos. Voy en mi nuevo caballo hasta un lugar a donde solía venir a relajarme. La poza de los suspiros. Me quito toda la ropa y me meto. Nado un rato cuando me paro en seco. Es una alucinación. Un hermoso cuerpo desnudo delante de mí parece una sirena que con su canto me llama. Maldición es... Es... ¡Bárbara! Río para mis adentro esto si que no me lo esperaba, se voltea y entonces me ve. Abre los ojos como platos. 
-¿¡Pero que haces!?-Me grita histeria. Y se hunde más en el agua para tapar su desnudez.
-Nos volvemos a encontrar, niña.
Resopla. Maldice y yo la veo embobado.
-Date la vuelta.-Mi riñe. Esta loca si piensa que yo la dejaré ir.
-Ni loco.-Le digo sonriendo.-Ven nada conmigo.
-Estamos desnudos de ninguna manera me acercaré a ti.-Grita.
Dios es hermosa.
-¿Y?-Le preguntó.
-Ash, ni siquiera se tu nombre.
-Santos Luzardo, 30 años, abogado, sin hijos, ni esposa. Ya sabes sobre mi ahora tu.
-Barbara Guaimaran, 29, profesora, sin hijos ni esposo.
Vaya, es una traga años juro que parece de 18.
-Bueno acercare.
-Já. La llevas clara.
Entonces pasa algo que no me lo esperaba se levanta del agua y sale. ¡Mi madre! Que cuerpecito.
-No, no te vas. Le temo de la mano y la giró hasta hacer que vuelva a entrar en el agua.
-¡Suélteme! 
La tomó de la cintura y la miro fijamente ella calla Y yo la beso. Al principio se niega pero al final se deja llevar, le beso el cuello y ella se estremece.
-Esto es una locura. No te conozco-Susurra pero no se aleja.
-Lo único que se es que desde que te vi, no he pasado de pensar y soñar contigo.
-Y a mi me pasa lo mismo y no me gusta. Me siento débil cuando te veo.
Entro en ella suavemente. Bárbara se arquea.
-Miento si digo que a mi no me pasa eso. ¿Crees en el amor a primera vista o tengo que besarte otra vez?-Le susurro. Y ella gime.
-Nunca me había pasado esto.
-Me alegra ser el primero. Y quiero se el último.



Y finalmente supe que era lo que me pasaba con ella. Sin haberle conocido ni el nombre yo ya estaba enamorado de ella.


6 comentarios:

  1. Me encantaaa!! Quiero proximo rapidooo ❤❤😍

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  2. DIOSSS ME ENAMOREEE DE LA FOTO DE PORTADA UNO Y DOS ME ENCANTO EN TODOS LOS SENTIDOS ME ENCANTE ESE SANTOS MACHITO K SE ENAMORA DE DB NADA MAS VERLA Y NO DEJA DE PERSEGUIRLA HASTA CONSEGUIR TENERLA A SU LADO YA ESPERANDO EL SIGUIENTE CON ANSIAS Y PILA DE HERMANO DE SANTOS, TAMBIEN ME ENCANTA JEJE GONZALITO Y FELIX YO CREO YA LOS ESTOY ADORANDO BASTANTE JEJE AL IGUAL K SU HERMANITO Y BARBIE K NO PIERDEN SU ESENCIA DE CHURNIOS

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