domingo, 14 de febrero de 2016

Capítulo 16.



Santos Luzardo: 


Llegamos a la Capital a eso de las cinco de la tarde, hubiésemos llegado más temprano pero me llevé la sorpresa de saber que Bárbara ni había desayunado u almorzado.
Esta mujer va a matarme. 

Entramos a mi departamento, yo por supuesto llevo las maletas, ella es mi princesa no llevará ninguna carga. 

Sigo sintiendo rabia pero Bárbara con sus constantes besos y caricias me calma. 

¿Mi propio padre era capaz de hacer eso? 
¿Y cual era su razón? 
Estamos en mi departamento, lo siento extraño, antes lo sentía como mi hogar. pero veo que estaba equivocado, ahora me resulta un lugar frío y sin vida. Donde los recuerdos de un viejo y amargado Santos divagan por mi mente. Bárbara examina el lugar con la vista.

—Tal como imaginé, el típico apartamento de un soltero.—Sonríe con burla y enreda sus brazos en mi cuello, de inmediato suelto las maletas que caen haciendo un gran estruendo en el suelo de mármol, mis brazos envuelven su cintura y tiro de ella hasta mi. Beso su boca, ella me facilita el acceso a su boca juego con su lengua y muerdo su labio la pego a la primera pared que encuentro y manoseo su cuerpo.

—Me gusta la vista.—Dice despegándose de mi y camina hasta el gran ventanal. Gruño con desaprobación, acomodo mi erección y llevo las maletas hasta el cuarto, Bárbara me sigue en silencio mientras subimos las escaleras. 
Mi ancha cama de agua que tanto extrañé me recibe, con sabanas gris hace juego con la pared azul oscuro del fondo. 

Bárbara se tira en la cama y revota. 
—¡Es de agua!—Hace movimientos y ríe como niña.

—Así es.—Me tiro al lado de ella.—¿Quiere salir conmigo a cenar, doña?—Preguntó tomando su barbilla con mi mano para plantar un beso en esos labios que me vuelven loco. 

—Encantada, doctor.—Me sigue el beso.


  
Se detiene y gruño.
—¿Por qué la prisa, abogado? Tenemos todo un mes...—Bromea. Muerdo su labio y ella gime. 

Bárbara se levanta de la cama y abre su maleta saca una toalla. 
—Me bañaré ¿Vienes?—Pregunta entrando a un cuarto que no es el baño.

—Bárbara, ese es mi armario.—Digo con burla. Sale y me mira con una ceja alzada.

—¡TIENES MÁS ROPA QUE UNA MUJER!—Grita y niega con la cabeza. Me río.

—¿Me dejarás tocarte si me baño contigo?—Pregunto después de acabar de reír.

—Nou.—Niega con la cabeza.

—Eso no tiene nada de divertido.—Bufó, abre la puerta del baño y se quita la camisa me la lanza a la cara y tengo el mejor espectáculo del mundo. Bárbara en sujetador. Entra a el baño con una sonrisa y yo la sigo embobado. Abro el chorro de la tina y se empieza a llenar, arriba la cascada también se enciende y cae como lluvia. 

—Seguro con eso cuidas al medio ambiente.—Dice con burla a mis espalda. Me quito la camisa y me volteo a verla, me ve embobada, sinceramente amo cuando me ve así.

—Estás buenísimo.—Dice sonrojada.—Y todo mío.—Sonríe segura de sus palabras. Me acerco a ella y plato un beso en su cuello. La ayudo a quitarse el pantalón, su sujetador y rompo sus bragas. Bendito sonido. Bárbara gruñe.—Me acompañaras a comprar más.—Me mira con los ojos entrecerrado. Sonrío egocéntrico.

—Acepto solo si modelas para mi una por una.—No responde, se mete en la tina . Entro con ella, pego su espalda a mi pecho tomo el control remoto del estéreo y Ed Sheeran suena en los altavoces. Bárbara se relaja y se acomoda más en mi.



Hablamos un rato de cosas sin importancias, cosas comunes, como las parejas normales. 
Salimos de la tina entre besos y manoseo😏.

Observo a Bárbara ponerse un conjunto de ropa interior azul de encaje.

Cariño, no duraras mucho con eso.

Me iba a colocar unos calzoncillos negros, pero decido ponerme unos azules, para estar a juego con ella. 

Me ve y me repasa con la mirada, le gusta lo que ve. A mi también me gusta lo que veo. 

—Entonces...—Se acerca a la cama y se sienta.—Acá era donde Santos Luzardo follaba a una chica distinta todas las noches.—Sé que no está celosa, divertida diría yo. 

—Si.—Murmuro sin vergüenza, me acerco a ella, Bárbara baja su torso que pega con la cama y y yo tengo mis piernas a cada lado de ella.

—Quiero verte en acción, Luzardo. —Pasa sus brazos por mi cuello y me besa lento.—Follame como a ellas.—Besa y chupa el lóbulo de mi oreja. No quiero recordar esos tiempos, odio a ese Santos. Odio a esas mujeres.

—No te gustaría.—Beso sus clavículas.

—¿Por qué?—Sus uñas juegan en mi espalda haciendo que me estremezca.

Ese Santos, era un cretino.—Sé que estará pensando algo como ''¿Era?''—Las ataba a la cama, no tenían permitido tocarme, no si yo no quería.—Susurro en su oído y ella jadea.—No me besaban, yo lo hacía. Nunca me las follaba en mi cuarto, lo hacía en el de al lado. Y si se portaban bien, dejaba que se corrieran primero.—Muerdo su pecho y ella grita, chupo lentamente y beso por donde dejé mis dientes marcados.



  —Tienes razón—Dice entre gemidos.—Este me gusta más.—Ahora soy yo quien esta abajo. Mi mujer tiene una fuerza increíble. 

—Te contaré un secreto.—Mueve su pelvis encima de mi erección.—Los hombres creen que tienen el control, pero no es así.—Susurra en mi oído. No quiero que hable de sus relaciones pasada, maldición.—Ellos se acercan y creen que con su labia ya me tienen en su merced, no es así. Yo decido a quien me follo, como, donde y cuando.—Entrelaza mis manos con las suyas y las sube hasta encima de mi cabeza.—Solo uno rompió esa regla.—Susurró en mi oído.—Solo uno ha echo que entregue parte del control.—Pasa su lengua por mi barbilla, creo que moriré.—¿Sabes de quien hablo?—Muerde mi labio. 

—Me hago una idea.—Levanto la pelvis y ella salta y ríe.

—Tú has sido el único.—Besa mis labios, mejor dicho los devora.— Y siempre será así.

No aguanto más y la coloco abajo de mi cuerpo, quito su sujetador y sus pezones erectos me saludan, los mordisqueo y chupo sin delicadeza, Bárbara no se queja, le gusta, tira de mi cabello y grita. Ahora si puede gritar tan duro como quiera. 
Voy bajando por todo su cuerpo hasta que llego a su centro..., ese pedazo de cielo que me pertenece y que no compartiré con nadie, JAMÁS.Quito sus bragas, si, las quito...

Me concentro en chupar y mordisquear esa parte tan sensible de su cuerpo, Bárbara jadea descontrolada, o nena como amo tus sonidos. Introduzco mi lengua y juego con su paciencia, no sé si lo he dicho ya pero amo su sabor. 

Siento como vibra y se corre arqueándose mientras grita un apenas entendible  ''Joder''.
Besos su labios con amor y ternura al mismo tiempo que me entierro en ella, gimo y ella grita. Me muevo rápido y Bárbara alza la cadera para tener más fricción. Nos corremos al cabo de unos minutos, doy una vuela y ella está arriba de mi descansando. 
Besa mis labios, mis mejillas, barbillas, cuello, me acaricia y me encanta.



Yo recorro con mis manos: Su torso, sus hombros, sus piernas, su perfecto trasero (Qué es mío).

Besa mi cuello una última vez y se levanta.
Frunzo el ceño y la jalo, ya tiene las malditas bragas puesta. Se sienta encima de mi. 

—¿Se puede saber a donde vas?—Se retuerce tratando de amarrar su sujetador. 

—A cenar.—Contesta mientras se voltea y silenciosamente me pide ayuda para abrochar. La hago pero primero dejo un mordisco como prueba de que es mía. 

Me levanto de la cama y voy a mi closet, si hay mucha ropa. Tomo unos vaqueros rasgados en la rodilla negros, mi camisa blanca de The Ramones, mi chaqueta de cuero y mis converse. 
Cuando salgo Bárbara tiene un short de mezclilla extra corto y una camisa de tiros azul... Vamos un pijama. 

—¿A donde crees que vas así?—Lo desapruebo.

—A cenar.—Repite sin siquiera verme, está entretenida poniéndose unos botines.

—Así no.—Digo caminando por toda la habitación—Estás loca si piensas que andarás por ahí así.—Niego con la cabeza. NO, NO Y NO. 

—¿Y quien me lo va a negar?—Pregunta altanera. 

Merece unos buenos azotes. 

—Yo.—Gruño. Voy hasta ella y la tomo de la cintura. Tiene un pies en la cama y está agachada amarrando su bota, se sobresalta cuando me siente pegada a ella.—Haz caso, niña.—Gruño en su oído. 

—¿Qué tiene de malo?—Pregunta exasperada. ¿¡QUÉ TIENE DE MALO!? Va mostrando las piernas (Que son mías para mi vista) Y sus pechos (Que también son míos) 

—Tienes un pijama puesto.—Gruño y rodeo su cintura con mis brazos. Así me gusta, apretadita conmigo. 

—Santos.—Se despega. Gruño.

—De acuerdo, ve así.—Digo caminando lejos de ella. Me quito la chaqueta y la camisa.—Vamos.—Camino por toda la casa dejándola incrédula. Quería juego, pues bien.

—¿¡A DONDE VAS!?—Grita detrás de mi. 

A cenar.—Digo con burla. 

—¿¡Así!? ¿Sin camisa?—Gruñe y viene hasta donde estoy. Me acomodo en el mini bar y veo como se acerca la fiera.



—Pues si. No tiene nada de malo.—Me burlo de ella. Está roja de la ira. 
Me pone una mano en el pecho y clava sus uñas, contengo un aullido de dolor al ver que me rasguña fuerte y profundo por todo mi pecho. 

—¡Bárbara mira como me dejaste!—Le recrimino. Estoy sangrando y ella solo se encoge de hombros. 

—Perdón.—Dice simplemente.—Ahora ven, vamos a negociar.—Dice caminando hacia el sofá. 

—¿Vas a negociar con un abogado?—Pregunto mientras busco algo con que limpiar la sangre. 

—Si, no me queda de otra.—Me quita el alcohol y el algodón y unta más la mota en el liquido del demonio. Pongo cara de pena. Se sienta en mi regazo y limpia mi pecho, arde. Sé que disfruta viendo como me retuerzo bajo de ella.—Yo accedo a ponerme un pantalón más largo.—Me agrada la idea, pero sigue exponiendo sus pechos.

—Y una chaqueta ¡Ah!—Grito al ver que hizo presión. 

—Y una chaqueta.—Se levanta y toma camino a mi habitación, perdón nuestra. 

La sigo y la encuentro ya con un pantalón de cuero negro y una chaqueta también de cuero negro. 

—¿Feliz?—Me gruñe. Me pongo la camisa y la chaqueta y me acerco a ella para darle un beso. 

—Tú me haces muy feliz.—La beso hasta que por fin ríe. 



-
Llegamos a un restaurante de comida china que no está tan lleno, nos sentamos en una mesa apartada del publico y la bulla. 

El teléfono de Bárbara vibra en la mesa y mis ojos corren a la pantalla al igual que los de ella. 

''Papá''.

Siento un ligero malestar en el estomago al leer el nombre que alumbra en la pantalla, Bárbara voltea el teléfono y me toma la mano. 

—Solos tú y yo.—Me levanto un poco y la beso. 

No sé cuantas veces voy agradecer a la vida por la mujer maravillosa que puso a mi lado.

Un camarero viene hasta nosotros y pedimos, el se retira pero sigue con su mirada puesta en Bárbara, aprieto los puños. 

Ella intenta sacarme información acerca de adonde vamos, no le puedo decir. Es sorpresa. Ya hice una llamada e informe de mi llegada, ya la casa estaría limpia y equipada para cuando lleguemos. 

Se da por vencida y hablamos de otra cosa hasta que llega el mesero y nos da nuestro pedido. 

—Entonces, Doña.—Digo comiendo.—¿The Beatles o Queen?

—Dame otra, es muy difícil.—Contesta riendo. Y si que lo era. 

—Ehm... No se me ocurre nada.—Ambos reímos. 
Pero encontramos un tema de conversación. 

—Cásate conmigo.—Salto de pronto. Ella suspira. 

—Sabes mi respuesta...

Me encantaría, pero eso lo único que traería eso serían más problemas.—Contestamos al mismo tiempo. Ella suspira derrotada, odio verla así. 

Tomo su mano y la beso. 

—Eres hermosa.—Beso su mano.—Te amo mucho.—Otro beso.—Me vuelves loco.—Otro beso.—Eres mi vida.—Esparzo varios veces, Bárbara trata de callar su risa mordiendo su labio. Es tan hermosa. 



  


-

Vamos a un bar que está a unas calles, la música retumba por toda la cuadra, lo conozco, he estado aquí varias veces con Timón y Pumba. Al parecer Bárbara también porque el portero la reconoce y la abraza. Ruedo los ojos. 

Entramos y nos rodea una música que suena tan alto que es imposible que escuches algo a no ser que grites y humo mucho humo. Bárbara se sienta en una pequeña mesa y yo a su lado, paso mi brazo alrededor de su cuello. 

Una chica con el cabello extra corto, falda de cuero negra que apenas tapa su culo y una camisa que deja al descubierto su ombligo se acerca a nosotros para obtener nuestras ordenes. Su mirada está pegada en el escote de Bárbara ¿¡EN SERIO!? La aprieto más a mi y la chica se debe de haber dado cuenta de mi gesto porque aparta su mirada avergonzada. 

Así es señorita, es mía. 

Una vez ordenamos, Bárbara y yo hablamos sobre el próximo mes. No suelto ni prenda de nada de lo que haremos pero si le doy una que otra pista. 

Una hora y tres copas después ya era tiempo de irnos, teníamos que tomar un vuelo a las cinco de la mañana y ya eran las 11 de la noche. Salimos del lugar con las manos entrelazadas y llegamos otra vez al apartamento, donde nos desvestimos y dormimos. (Si, difícil de creer. Pero así fue) 





Bárbara Guaimarán:




Me sobresalto cuando caigo en el suelo de un golpe seco. ¿¡Qué!? Escucho las risas del imbécil de Santos, ja. Que gracioso. 

—Bastardo.—Gruño levantándome. 

—Buenos días, cielo.—Besa mis labios pero yo aparto la cara. Estoy ocupada sobando mi trasero. 

Maldita cama de agua. 

No le hago caso a los gruñidos de Santos, veo la hora 4:20 am. 
Lo odio, lo odio y lo odio. ¿Por qué me levanta a esta hora? 

Ah, el viaje.
—Tengo frío. Estaba durmiendo muy bien. Eres un fastidioso.—Me le tiro encima para buscar calor. 

—Hay que viajar, nada más te lo recuero.—Besa mi cabeza.—Ven, vamos a bañarnos.

¿¡UN BAÑO A ESTA HORA!? 

Camino como zombie hasta llegar al baño, mi humor es negro. Lo veo como abre el grifo y más le vale que el agua este caliente si no quiere que quede viuda. 

Ambos nos metemos en la bañera y me relajo en su pecho. Sus grandes y fuertes manos acarician todo mi cuerpo y me estremezco. 
—No te vayas a quedar dormida.—Besa mi cuello. 

¿Como no quiere que me quede dormida si me hace todo eso? 

-
Siento como me cargan y me depositan en la cama. Abro un ojo y Santos está sonriendo. 

—Te quedaste dormida.—Con flojera me siento en la cama. No creo que pueda ser capaz de vestirme sola.  ¿Por qué tuvimos que salir ayer sabiendo que nos iríamos de viaje? 

—Vísteme.—Levanto los brazo y hago puchero. Santos ríe y asiente. 

—Como usted ordene, mi reina.—Abre mi maleta y rebusca unas prendas. 

Se acerca a mi y me pone unas bragas rojas, sé que le cuesta vestirme. Me río en el interior, lo de él es desvestir, no vestir. Lo ayudo alzando mi cadera cuando me pone un pantalón jean negro, mi sujetador rojo y un suéter rojo.
Lo beso con agradecimiento. Es un amor. 

Santos se presiona contra mi cuerpo ¡YA DESPERTÉ! Me tira al colchón y me sigue besando.



—Llegaremos tarde.—Se separa de mi dándome un corto beso. Se levanta y va a vestirse. 
Dios bendiga ese trasero. 

Sale con un pantalón negro y una camisa de a cuadros rojos, azules y blanco arremangada a la altura de los codos. 

Yo ya me peiné y me dio fastidio maquillarme ¿Quien lo hace a esta hora? Mucho hice con peinarme. 

—Nos vamos, reina.—Toma mi mano y veo con tristeza la cama. Creo que la amo.—Compraremos una así para la hacienda.—Besa mis labios y sonríe ¿Se está burlando de mi? 

Salimos directo al aeropuerto. No hay nada mejor que empezar mi día volando en esa maldita cosa. Ya estoy acostumbrada a volar, pero joder igual caga de miedo. 

Esperamos a que las personas empiecen a abordar y nosotros hacemos lo mismo. 

En el avión me siento en la ventana y Santos a mi lado, no suelto su mano en ningún momento. 

Aprieto un poco la mano de Santos cuando despegamos, a los cinco minutos salen las aeromozas a explicar blah, blah. Una queda mirando a Santos con la boca abierta y embobada. 

Idiota. 
Me pego más a él, que parece más interesado en leer el folleto que en lo que pasa a su alrededor, la chica aparta su mirada con un sonrojo evidente. 

Es mío, perras. 



Me acomodo más para dormir, Santos pasa su brazo por mis hombros y yo meto mis manos frías por debajo de su camisa, está calentito. 

-

Santos me despierta avisando que habíamos llegado a no sé donde y que teníamos que tomar otro vuelo. 

Caminamos por el aeropuerto, mi estomago ya despertó así que hago caso (Por primera vez) Y vamos a un restaurante. Son las siete de la mañana, ash. 

Comemos y Santos me habla un poco de donde estamos. 
Nos llaman para abordar y así lo hacemos.

Me sorprendo el ver que Santos no parece tener ni una pizca de sueño. 
Nos sentamos nuevamente, ya me duele el culo de estar sentada. 

Esta vez decido ser buena y acompañar a Santos, no me quiero dormir. 
Saco mi teléfono y nos tiro muchas fotos, le tiro fotos sonriendo haciendo caras. Que bello es. 

La mando una foto a el chat que tenemos Sofi, Bea y yo. 

Bea me contesta poniendo emojis de corazones. Nos desea un feliz viaje. 
Sofia aún tiene que estar durmiendo. 

Bea: La reina Elizabeth está dormida, anoche tuvo una cita con el Luzardo mayor!

No puedo creerlo, cada vez amo más la idea de Felix y Sofía. 

Bárbara: Haz que se levante, y manda un audio ¡No me dejen fuera!
Bea: ¡Voy, jefa! 

Un mensaje de una nota de tres minutos me llega. Rebusco en mi bolso unos audífonos, Santos tiene la vista pegada a un libro. 

La reproduzco. 

¿¡Que coño quieres!?—Sip, Sofi estaba durmiendo.
Cuéntanos que pasó en tú cita con Luzardo. 
—¿Como que cuéntanos? ¡Bárbara está de viaje!
—Si, pero ahora estoy grabando un voice para ella. Así que desembucha. 
—¿¡Y NO PODÍAN ESPERAR A QUE FUERA UNA HORA RAZONABLE, JODER!?
—Nou.Bea ríe, yo también lo hago. Santos despega la vista de su libro y me ve con una ceja alzada, le lanzo un beso y ríe negando la cabeza y vuelve su atención a su libro. 
—De acuerdo, aquí va: Me vino a buscar, peleo conmigo porque tenía un vestido muy corto, pero que le encantó. Llegamos a un restaurante que estaba vacío, así lo ordenó él, hablamos de nosotros y reímos mucho, hubieron muchos besos, nada de sexo Ahora largo de aquí que después de eso fuimos a bailar salsa y llegué a las tres de la mañana.



 Bea terminó el voice ahí. 
Ruedo los ojos negando, estás dos son un caso. 
Le tomo más fotos a Santos, que no me presta atención. 
Pongo una canción y Miley Cyrus empieza a cantar Wrecking ball, Dios que fuerza, que talento.

I came in like a wrecking ball
I never hit so hard in love
All I wanted was to break your walls
All you ever did was wreck me
Yeah you, you wrecked me



Santos toma mi mano y la acaricia, su vista en el libro y yo con mi teléfono en mano. 

Gonzalo: ¡Parejita! Solo les recuerdo que usen condón si no van a darme un sobrino que lleve mi nombre.

Río con el mensaje de Gonzalo. Se lo enseño a Santos que ya me veía con el ceño fruncido, lee el mensaje y rueda los ojos. 

Bárbara: ¿Por qué castigaría a mi hijo con ese nombre?
Gonzalo: ¿Pir quí quistigiria i mi hiji quin isi nimbri? ¿¡QUIEN LE PONE A UN HIJO ''SANTOS''? 

Trato de ocultar mi risa para que Santos no lea el mensaje pero no puedo, Santos me quita el teléfono y lee. Manda un voice y dice alto y claro. 
''Vete a la mierda''. 

Dejo el teléfono a un lado y tomo la cara de Santos en mis manos y lo beso. Suelta el libro que tenía y me toma de la cintura.





Nos separamos jadeando, acaricio su mejilla y sus ojos brillan. 
—Te amo.—Susurro. 
—No más que yo.—Iba a protestar pero me vuelve a besar. 

-

Después de una parada para almorzar, me entra el sueño. Santos al verme bostezar me acomoda en su pecho y me acaricia el cabello, así es imposible mantenerse despierta. 

-

Siento como me cargan nuevamente, abro los ojos y veo un que nos movemos ¡SANTOS ME ESTÁ CARGANDO EN EL AEROPUERTO! Leo en un afiche ¡Bienvenido a Toscana! 
La gente nos mira con una sonrisa en el rostro, ya se le está haciendo costumbre a este cargarme. Pero no digo nada, me acomodo escondiendo mi cara en su cuello y disfruto el viaje, un corto trayecto hasta un carro. Veo como un joven deposita las dos maletas en la parte trasera. Santos se sube a mi lada, en el puesto del conductor, me ve y sonríe.

—Bienvenida amor.—Me besa y pone en marcha el auto. 



Estaciona frente a una villa enorme, desde aquí puedo ver la enorme piscina y lo rustico de la casa, me fascina. Salgo del auto y quedo embobada al ver la casa. 
Santos me abraza por detrás y sonríe en mi cuello. 



—Bienvenida al paraíso, cariño.—Me da la vuelta y me besa haciendo que gima en su boca. 




¿Por qué tengo el presentimiento de que mientras esté aquí no voy a necesitar ropa? 





----NOTA:-----

¡Feliz día del amor y la amistad! 

Para las que se siguen preguntando ¿Qué pasa con ''Sin Miedo A Nada''? Pues, eh estado muy ocupada como para escribir dos web novelas, así que está en pausa. Cuando termine esta empezaré nuevamente aquella. 

Si, ya se lo que se tienen que andar diciendo ''il quipitili is mii quirti'' :v Pues, si es corto. 
Espero les haya gustado, a mi no me gustó tanto. Así que no se sorprendan si lo borro en cualquier momento. 

Nos leemos pronto!

3 comentarios:

  1. muero con la conversacion en la cama de agua, con el pisito de soltero de santos, con esos loquitos fornicadores y con el viaje en avion ya quiero que sofi y felix tengan algo mas que besos y que gonzalo y bei caigan en las redes del amor jeje

    ResponderBorrar
  2. Quipitili ? Geringozo o q mierda??

    Me encanto el cap!!! Santos cargando a Bárbara 😍😍😍😍
    Bárbara desnuda *-* ahr lesbi jajajaja
    ojala actualice printi jajaja

    ResponderBorrar
  3. Esta super el cap me encantó y fue super romántico

    ResponderBorrar