jueves, 27 de agosto de 2015

Capítulo 10.






Bárbara estaba en la camioneta con Santos, estaban camino a el Miedo, escuchando música hasta que sonó una que ella le encantaba le subió todo el volumen y empezó a cantar, Santos la miraba embobado.
—Para que luego digas que no te quiero, te la dedico.—Le gritó por encima de la música. 
Santos empezó a reír. 





I know it ain't easy giving up your heart

I know it ain't easy giving up your heart

Nobody's perfect




Cuando llegaron al Miedo Santos negaba que Bárbara se bajara del auto.
—Santos...
—No, si me amaras como yo a ti sabrías lo que me duele alejarme de ti.—Dijo el negando a quitar el seguro de la puerta.
—Te amo, a mi me duele.—Dijo Bárbara besando su cuello—Pero quiero darle una buena impresión a tu madre, así que por favor abre la puerta.—Dijo ella entendiendo a Santos. 
—¡NO!—Dijo haciendo pucheros.
—Escucha, esto es lo que haremos..., me dejarás salir, yo me arreglaré con las chicas, tu buscarás a tus padres, y luego estaremos otra vez en Altamira.—Santos la miró con los ojos entre cerrados.—Espera, eso no es todo.—Se le acercó al oído lentamente y dijo en tono sensual—Luego, me podrás tener nuevamente en tu cama.—Y lo besó en el oído.
—¡Ten por seguro que ahora menos te irás!—Gritó haciendo que Bárbara riera. 
Bárbara besó los labios de Santos con fuerza, este por no quedarse atrás la sentó encima de él poniendo sus manos en su trasero mientras se lo apretaba. 



Los vidrios se empezaron a empañar y la tensión empezó a crecer, Bárbara le empezó a quitar la camisa a Santos, un fuerte ruido los detuvo de golpe, el padre de Bárbara estaba afuera al lado de la ventana del conductor, su semblante como lo normal serio, sin hacer nada más volvió a entrar a la hacienda.

—Jodeeer—Dijo Santos suspirando. Bárbara no sabía como aguantar la risa.—¿Te vas a reír? Tú padre nos a encontrado, Bárbara..., y yo tocándote el culo.—Sin poder más Bárbara rompió en risas, Santos la miraba fascinado, le encantaba ver como se reía. 
Cuando Bárbara se recupero de su ataque de risa lo miró embobada.
—Te amo.—Le murmuró.
—Yo más—Le susurró Santos.

—Sabes que yo más.—Gruñó Bárbara. Cuando Santos iba a decir algo Bárbara salió del auto, Santos la miró con el ceño fruncido.
—¿Como...?
—Mientras tú tenías tus manos en mi culo, guapo.—Le lanzó un beso y cerró la puerta. 

Bárbara entró en la hacienda después de ver como Santos se iba, se encontró con el gesto ceñudo de su padre. 
—Solo nos estábamos despidiendo—Sonrió.
—El auto se movía.—Dijo el como si nada.
—Exagerado.
—Los vidrios empañados...
—Que observador. Solo un besito. 
—Yo no nací ayer, hija.
—Eso está muy claro, amigo.—Dijo riendo ella, su padre ocultó una sonrisa.
—Tampoco soy un anciano, jovencita.
—¿Tienes ochenta?—Dijo ella sacándolo de quicio.
—¡Bárbara!—Gritó sonriendo.






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Santos estaba llegando a Altamira, cuando bajó de la camioneta y entró se encontró con su hermano.
—¿Por fin dejaste que mi pobre cuñada se fuera?—Le preguntó con malicia.
—Ja-ja, si. 
—¿Por qué esa cara? Sabes que la verás esta noche...
—Su padre nos encontró despidiéndonos...—Dijo avergonzado. 
—¡No puedo creerlo! ¿El señor dulzón?—Felix rió. 
—El mismo, hermano. ¿Donde están tonto y re tonto?—Preguntó Santos al ver la hacienda tan tranquila.
—Pues Antonio está con su familia, y Gonzalo está en el pueblo que necesitaba enviar un telegrama.

—Solo estamos tu y yo...—Dijo sonriendo Santos.
—Hagamos cosas salvajes, bebé—Se burló Felix.

—Lo único salvaje que harán ustedes será ayudarme a reglar esta hacienda—Dijo Casilda 
—Pero...—Dijeron los dos al mismo tiempo.
—Sin peros, vamos, cada uno tome un cepillo y a barrer. 

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Bárbara estaba en el bar del pueblo hablando con Don Encarnación. 
Asdrubal tenía todo preparado. 
Subió al escenario y atrayendo la atención de todos dijo.
—Esta canción va para la mujer de mi vida...—Y empezó a sonar una canción que cantó con su maravillosa voz.
Bárbara rodó los ojos, dos años antes este gesto le hubiese parecido muy romántico, pero justamente ahora quería subir y dedicarle una de Paquita la de barrio, esa la de rata de dos patas.
Todos en el bar los miraban a ellos, Bárbara como si nada siguió hablando con Don Encarnación.





Pueden querer morir. 

Quiero sentarme a llorar, 

sacar de adentro mil cosas 

que te quiero decir, 

me siento tan débil sin ti. 
Quiero guardarme a la moral, 
darte unos besos que quizá 
tenga que robar 
de tu boca, mía 



Cuando la canción acabó todos en el bar aplaudieron, todos menos Bárbara, Don Encarnación se despidió y se fue, cuando iba a ser los mismo Asdrubal la detuvo.

—¿Qué te pareció, mi vida?—Le preguntó.
—Desafinaste a lo último.—Ironizó ella.
—Bárbara, mi amor, te suplico que me perdones...
—Ok, te perdono. Adiós.—Dijo ella tratando de librarse de su agarre. 
—Bárbara..
—Suéltame, Asdrubal, no quieras montar un espectáculo aquí...—Le dijo empezando a molestarse.
—No, quiero que me perdones.
—¡Ya lo hice!—Dijo ella sin humor.
—¿Volveremos a estar juntos?
—¡NO!—Le dijo molesta—Si quieres te cantas todas las canciones que te vengan en ganas, pero óyeme esto: Nunca, jamás, en la vida tu y yo estaremos juntos ¿Entendiste? ¡Ahora suéltame!
—Bárbara...
—La señorita a dicho que la sueltes...—Gritó Gonzalo desde atrás.
Asdrubal al ver la mirada que este le lanzaba lo hizo, y con la poca moral que le quedaba se fue. 
—¿Desde cuando estás hay?—Le preguntó Bárbara. 
—Desde que empezó la canción..., por cierto no desafinó.—Rió Gonzalo con ella. 
—Es un fastidio...—Dijo ella rodando los ojos.
—No me quiero imaginar como se pondrá el doctor simpático cuando se entere...—Dijo el suspirando. 
—Sip, es mejor que dejemos que se entere por su cuenta...—Dijo Bárbara.






—Oye, que canción tan pegajosa la que cantó el maestrito. 
—La verdad es que ahora la tengo en la mente—Dijo riendo. 

Bárbara y Gonzalo se despidieron, Bárbara fue hasta el muelle tenía que arreglar unos papeles. 
—Así que el maestrito le dedicó una canción a Barbarita—Dijo en tono de burla el Sapo. 
Un hombre asqueroso que Bárbara no soportaba, siempre andaba con otros cuatro más y una botella en la mano. 
—Sabes bien que para ti yo soy Doña Bárbara.—Le gruñó altanera ella.
—¿Qué pasa Barbarita? ¿Hoy no viste a tu doctorcito?—Le preguntó haciendo caso omiso a lo antes dicho por ella.
—¿Desde cuando te importa a ti mi vida? ¿Donde están los otros buenos para nada que no están en su puesto de trabajo?—Le gritó ella mirando a ese hombre con asco.




—No sé, mi doñita.—Bárbara sacó su pistola y lo apuntó.
—Te vuelves a dirigir a mi con unos de esos apelativos y te muelo a tiros ¿Entendido?—Dijo Altanera. 
—Si, señora—Dijo el Sapo ahora sin ningún tipo de burla.
—Ahora busca a el chepo, tu y el tendrán que descargar la carga que acaba de llegar.
Y sin decir más nada se fue dejando con la palabra en la boca a el Sapo. 
Bárbara sentía asco por esos cinco hombre, nunca le habían dado buenas espina. 




Santos venía con Felix en la camioneta de camino al pueblo a buscar a sus padres, Santos venía con el ceño fruncido mientras Felix sonreía por todo el camino. En la radio una bonita canción sonaba, pero Santos no le prestaba atención.
—Vamos, Santos, relájate y canta un poco.—Le animó su hermano mayor.—Es Bon Jovi, hombre.
—Felix...—Dijo el rodando los ojos. 
—Todo saldrá bien, mamá adorará a Bárbara...—Dijo sonriendo.
—¿Y papá?—Le preguntó con una ceja alzada.
—Papá será un tonto si no le cae bien Bárbara.—Dijo encogiéndose de hombros.
—¿Tú crees?—Le dijo el con la mirada en el camino.
—Si te aceptó Don Antón....
—¿Qué me aceptó? Já, por Dios, si de a leguas se nota que me odia. 
—¿Como no odiarte? Enamoraste hasta las trancas a su pequeña, te peleaste con su ex prometido, y por si fuera poco te encontró en pleno manoseo con ella, jajaja.
—Se trataba de que me ibas a dar ánimos, hermano.—Santos gruñó.
—Y te los doy, hermanito. ¿Crees que si el viejo no te apoyara estarías de los más tranquilo con Bárbara? No, Santos. Podrá odiarte, pero sabe que haces feliz a Bárbara y eso en el fondo te lo agradece. —Felix sonrió amable, ver que su hermano menor estaba en este complejo de sentimientos lo hacía feliz, Santos merecía una bonita historia de amor. 
—Gracias por todo, Felix.—Santos detuvo el auto y lo miró fijo—Se que nunca te lo he dicho pero para mi eres un ídolo. Sin ti, no se que hubiese sido de mi...
—Yo también te amo, Santos.—Le murmuró.



Ambos Luzardos estaban con los ojos cristalinos, se abrazaron sin decir nada. Al separarse todo volvió a la normalidad, siguieron con su camino al pueblo. 
Cuando llegaron al pueblo Santos sintió las miradas de todos, Felix igual lo notó pero ninguno dijo algo. Santos sabía que algo había pasado, se estaba preguntando el que, cuando vio a cierta pelirroja caminando con descaro y una sonrisa pícara hacía ellos. 
—Oh - oh, problemas a la vista—Dijo Felix antes de que Luisana llegara hasta ellos. 
—¡Santos!—Dijo feliz—Y Felix... ¿Como están?—Preguntó ella amable.
—Luisana.—Ambos saludaron—Estamos bien, ¿Qué tal tú?—Preguntó Santos.
—Muy bien, querido.—Dijo ella mirándolo con descaro.
—¿De casualidad no sabes porque todos miran a Santos de esa manera?—Preguntó Felix impaciente. 
—¿No se han enterado?—Abrió la boca.—Pues, hoy en el bar de este pueblo Asdrubal le dedicó una canción a Bárbara...—Dijo sonriendo con malicia. 
Santos apretó la mandíbula y los puños, se tensó de pies a cabeza. 
—¿Qué has dicho?—Le preguntó Santos en un gruñido, rogando que solo sea un invento de ella.

—Lo que escuchas cherry, unos dicen que Bárbara se fue con él, pero otros que se fue con otro caballero...—Dijo con más malicia. 
—¿Qué caballero?—Graznó Santos. 
—...Un capitalino.—Murmuró con diversión.  
—Gracias, por la información, ahora largo.—Le dijo de mala manera Felix. 
Luisana asintió y salió corriendo un poco asustada por la mirada que le lanzaba el mayor de los Luzardo. 
—No le creerás ¿O si?—Le dijo Felix.
—Pues desgraciadamente, si.—Santos estaba echo una furia.
—Vamos, Santos. ¿Bárbara con otro hombre? Nah. Le creí sólo hasta lo de la canción... 
—¿Y si se fue con otro? ¿Y si ahora mismo está con Asdrubal? 
—¡Maldición, Santos!—Le gritó Felix empezando a enojarse.—¿Vas a creerle a esa mujer?
Santos lo miró sorprendido pocas veces Felix se enojaba. 
—Mira, esta noche, cuando Bárbara vaya a Altamira, le preguntas y hazme el gran favor de creerle y no armar unas de las tuyas, no le des esa satisfacción a papá, ahora más que nunca tienen que ser unidos.
Santos sabía que su hermano tenía razón ¿En qué pensaba? ¿Por qué tenía que dudar de Bárbara? Esta noche le iba a presentar a sus padres a la mujer de su vida, su padre y los suyos se iba a conocer, ya estaba lo suficiente nervioso. 
—Tienes razón. 
Ambos siguieron caminando en silencio, Santos pensaba diferentes forma de descuartizar  a Asdrubal. 

Cuando llegaron al muelle, estaban distraídos viendo un puesto hay cuando escucharon unos gritos muy familiares. 
—¡Mis niños! ¡Mi Felix! ¡Mi Santos!—Su madre había llegado hasta ellos y los abrazó. 
—¡Mamá!—Ambos estaban sonrientes nuevamente. 
—¡Mis amores!—Asunción sonrió, pero luego frunció el ceño y le golpeó la nuca a Santos y luego a Felix que se quejaron mientras se sobaban.—Eso fue por no llamarme, malos hijos.—Les gritó. 

—Perdón, madre.—Les dijeron ambos. 
—Los perdono.—Volvió a enseñar su hermosa sonrisa.
—¿Y papá?—Preguntó Felix. 
—Hablando por teléfono.—Suspiró ella. 
Santos y Felix ayudaron con las maletas, Asunción estaba feliz por estar con sus niños, estaba tan emocionada por conocer a Bárbara, quería verla y abrazarla y agradecerle por hacer a su hijo menor tan feliz. 
José Luzardo llegó hasta donde estaba su familia, su ceño fruncido estaba presente, no le hacía nada feliz volver a ese pueblo. 
—Padre.—Le saludó Santos con un seco movimiento de cabeza. 
—Santos.—Dijo con su voz seca y fría.
—Pá.—Sonrió Felix abrazándolo sin importar el gruñido de su padre.
—Felix.—Suspiró él. 
Los cuatros tomaron rumbo hacia Altamira los únicos que hablaban eran Felix y su madre. Santos venía igual que José con el ceño fruncido y en silencio. 


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Beatriz y Sofia venían por el pueblo en busca de Bárbara, fueron hasta el muelle y ahí la encontraron, hablando con unos de los trabajadores de su padre.
—Este pueblo debe de ser aburrido sin ti.—Le dijo Beatriz al llegar hasta ella. 
—¿De qué hablas?—Le preguntó Bárbara sonriendo.
—Se anda diciendo eso de ''Asdrubal le dedicó una canción a Bárbara''—Rió Sofia. 
—Pueblo chico, infierno grande.—Suspiró Bárbara. 
—También se anda diciendo que tus suegros acaban de llegar.
—Jooder, casi lo olvido.—Suspiró Bárbara. 
—Vamos, tenemos que ir arreglarte.
—Já, pues se joden porque ustedes también vendrán.—Le dijo ella riendo. 
—¿Perdón?—Le dijo Beatriz—Querida, nosotras no pintamos nada ahí...
—Pues son mis hermanas del alma, quiero que conozcan a mis suegritos.—Dijo con picardia Bárbara. 

Cuando llegaron al Miedo se empezaron a arreglar, pusieron música, Mago de oz sonaba a todo volumen. 
Bárbara salió un momento a la cocina y se encontró a Eustaquia.  
—¡Vieja, es mejor que vayas ahora mismo a arreglarte si no quieres que aquel haga una rabieta y te venga a buscar!—Le dijo divertida. 
—Ay, con lo que me gusta a mi salir—Gruñó la mujer saliendo de la cocina a su habitación. 


Antón venía entrando a la cocina, vio que su hija estaba en bata y hizo eso que ella siempre hacía, subió una ceja, luego la otra. 
—¿Qué onda, abuelo?—Le preguntó ella con cierta burla.
—¿A donde vas?—Le preguntó haciendo caso omiso.
—¿Ya se te olvido, papá?—Antón frunció el ceño tratando de recordar, pero no fue así.
—Parece que si...
—Hoy vamos a cenar con los Luzardos.—Bárbara suspiró.
—Bárbara...
—Lo prometiste—Bárbara hizo pucheros. Antón suspiró y asintió. Bárbara sonrió y le lanzó un beso. 
—Vamos, quiero dar buena impresión y llegar temprano.
—Estás matándome...—Gruñó su padre. 


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Santos estaba en su habitación solo hasta que la puerta se abrió y apareció en banda Gonzalo, Felix y Antonio.  Los cuatros estaban sin camisa.
—¿Te importa si invadimos tu privacidad?—Le preguntó sonriendo Gonzalo. 
—Estás en todo tu derecho, solecito.—Ironizó Santos. 
—¿Oye, tu estabas en el pueblo cuando la canción de Asdrubal?—Preguntó Antonio. 
Santos se volvió a tensar. Gonzalo lo miró divertido.
—Sip.—Dijo el como si nada
—¿Y qué pasó?—Preguntó Felix. 
—Pues, nada el maestrito le dedicó una canción de Carla Morrison...
—Después Gonzalo...—Insistió Antonio. 
—Lo que quiere saber Antonio es si es verdad que se fue con Asdrubal o con otro hombre...—Dijo Felix con toda intención. 
—Si, Bárbara se fue con otro hombre.—La habitación quedó en silencio. Solo se oyó cuando Santos golpeó la pared con tanta fuerza que hizo un agujero. 
—¿Quien?—Preguntó con voz fría. 
—Un capitalino, guapo, alto, musculoso...—Dijo Gonzalo.
—¿Quien coño era?—Gritó Santos.
—...Yo.—Susurró Gonzalo. 
—¿Tú?—Preguntaron los tres al mismo tiempo.
—Pues, si, yo. Asdrubal estaba fastidiando a Bárbara para que lo perdonara, ella se estaba hartando de él y llegué yo ''Súper Gonzalo'' a salvarla de ir a la cárcel, porque tenía toda la intención de darle un tiro, eh.—Dijo dejando a los tres con la boca abierta. 
—¿Eso fue todo lo qué pasó?—Preguntó Santos. 
—Clarinete, grillete.—Se burló Gonzalo. 
—Te lo dije...—Dijo Felix mirando a Santos.


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Bárbara estaba buscando unos pendientes, estaba segura de que estaba en el despacho. Cuando fue se sorprendió al ver unos tulipanes en la mesa del despacho. Sabia que no eran de Santos, este no regalaba este tipo de flores, Santos le regalaba rosas.
Abrió la nota que traían adjuntas las flores y rodó los ojos al leer de quien provenían.

''Voy a conquistarte, mi diamante. 
Con todo el amor que siente por ti, Asdrubal'' 

Bárbara tiró la tarjeta y buscó los pendientes y sin hacerle caso a las flores continuó arreglándose.



Bárbara venía saliendo con su familia del Miedo, llevaba un vestido blanco hasta las rodillas, en la espalda en la parte baja de la espalda tenía un lazo, al igual que en sus hombros, tenía su cabello suelto en cascada. Sofia tenía un vestido verde con azul igual hasta las rodillas y Beatriz un vestido azul. 
Antón estaba ya en la camioneta con Eustaquia, se le veía muy bien con su traje de tres piezas oscuro. 
Cuando llegaron a Altamira la primera en bajar fue Bárbara que se emocionó al ver a Santos, este estaba en la puerta con su traje claro y una enorme sonrisa. 
—¡Estás hermosa, mi amor!—Le murmuró Santos conteniendo el deseo de besarla.
—Tu igual, mi vida.—Sin importarle Bárbara fue quien lo besó. 


Cuando todos terminaron de bajar, Santos halagó a las damas y le ofreció un saludo al padre de Bárbara. 
—¡Viniste!—Sonrió a Eustaquia y la abrazó.
—Después de tanto chantaje tuve que...—Dijo ella sonriendo. 
—Pero que guapo estás, cuñado.—Le dijo Beatriz en forma de juego.
—Igual tú, cuñada.—Ambos rieron. 
—¡Ya está aquí!—Se le oyó gritar a Asunción desde adentro. Bárbara respiró nerviosa. 
—Nena, quiero presentarte a mi madre.—Santos se lo dijo antes de que su madre apareciera y corriera a abrazar a Bárbara feliz.
—¡Qué gusto, Bárbara!—Le dijo estrechándola fuerte. 
—Igualmente—Consiguió decir.
—Mamá, la estás aplastando, déjala respirar. 
Asunción así lo hizo, Santos le presentó a las demás. 
—Vengan, quiero que conozcan a mi padre.—Todos se dirigieron hacía la sala, todos menos Antón que se quedó unos minutos afuera fumando. 
Cuando Bárbara entró se le erizó el vello del cuerpo al ver al padre de Santos, tan alto como él y Felix, con sus ojos oscuros y serios. 
—Padre, te presentó a Bárbara.—Murmuró Santos mirándolo duramente.
—Un gusto, señorita.—Le tendió la mano a Bárbara, esta nerviosa se la estrechó. 
Santos suspiró al ver a su padre tan seco como siempre.
Pero el ambiente cambió cuando Antón entró. 
—¿Quieres explicarme que hace este cantinero aquí?—Le preguntó José a su hijo.
—Vaya, pero si es el abogado del diablo, en vivo y en directo.—Dijo Antón sonriendo sin humor.
—José, Antón aquí no.—Murmuró Eustaquia sorprendiendo a todos. 
—¿Se conocen?—Santos y Bárbara preguntaron al mismo tiempo. 
Ninguno de los dos respondió, sus miradas estaban fija en la del otro, se decían todo menos algo bonito.
Santos no sabía que pensar ¿Pero de que se conocían? ¿Y por qué se miraban de esa manera? 
Bárbara se encontraba de igual forma, miraba a Eustaquia en busca de una explicación pero esta apartaba la mirada. 
—¿Pero bueno me pueden explicar que pasa aquí?—Preguntó Asunción cansada del silencio.
—Papá—Santos se dirigió a su padre
—Papá.—Bárbara al suyo. 
—No es problema de ninguno lo que haya pasado entre este señor y yo. Llevemos la fiesta en paz y pasemos a la sala mientras la cena está lista.—Y sin esperar respuesta se volvió hasta la sala. 

Todos fueron hasta la sala, todos menos Bárbara y Santos. 
—¿Qué fue todo eso?—Preguntó aun desconcertada. 
—Ni idea, cariño.—Santos trató de sonreír. 
—Estás muy guapo.—Cambió de tema besándolo. 
—Tú más, mi cielo.—Le dijo volviéndola a besar.
—¿Donde está tu hermano, Antonio y Gonzalo?
—Felix, salió a fumar—Dijo negando con la cabeza.—Antonio ayudando a vestir a Lady Di.—Ambos rieron.
—Pasemos a la sale, mi amor.—Ambos entraron a la sala con las manos entrelazadas. 



Asunción suspiró, jaló a Bárbara y la empezó a llenar de preguntas sin sentidos. 
Todos hablaban, todos menos Eustaquia, Antón y José. 
Santos estaba divertido hablando con Beatriz y Sofia, luego se les unió Antonio que presentaron y rápidamente se unió al grupo. 
—Iré a buscar unos refrescos.—Anunció Santos. 
—Te ayudo—Se ofreció Sofia al ver que Bárbara estaba hablando con su suegra.
—Oye, pero que escena más rara la de antes—Dijo cuando entraron en la cocina. 
—La verdad es que si, no sabía que estos dos se conocían. —Dijo buscando en la nevera unos de los refrescos
Ambos continuaron hablando, Santos salió con una bandeja llenas de refresco y cuando Sofia iba a ser lo mismo chocó contra un torso duro y lo baño con todos los refrescos.
—Perdone yo... ¿Tú?—Preguntó sorprendida al ver a Felix, que la miraba de pies a cabezas con una encantadora sonrisa de medio lado. 




—Pero miren a quien tenemos aquí... La señorita niega citas...—Dijo divertido.—¿Te arrepentiste y viniste hasta mi casa para rogar una cita? 
—A ver guaperas, en primera no sabía que era tu casa si no ¡No hubiera venido!—Dijo Sofia.— En segunda ¿Rogarte yo por una cita? Jamás.
—Jajaja, mira que eres cabezota, pero esta bien, te arrepentirás por dejarme ir...—Dijo Felix divertido.
Santos entró en la cocina al ver que Sofia no salía. 
—¿Todo bien por aquí? ¡Oh, Sofi, veo que conociste a mi hermano!—Dijo Santos sonriendo—¿Pero Felix que te pasó? 
—Es la nueva forma de beber refresco, hermano. Todo está muy bien. 
—Sin querer le eché los refrescos encima, fue un error.—Dijo Sofia—Permiso—Dijo saliendo. 
Cuando Felix y Santos quedaron solos este le hizo una pregunta silenciosa a su hermano. 
—Esa mujer que vez ahí, Santos, esa mujer va hacer mi esposa.—Le dijo en un murmuro dejando a Santos con la boca abierta. 
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Todos estaban en la sala, Felix hablaba con su padre sin hacer caso a Sofia que tenía la vista fija en ese hombre, en más de una vez Beatriz le tenía que llamar la atención, ella siempre respondía con un ''Estoy en mis días''
Todos estaban pasando hasta el comedor, menos Beatriz que se quedó mandando un mensaje.
Gonzalo estaba bajando cuando la vio, la mujer del vídeo, esa la que tanto le gustó.
—Eres tú...—Murmuró Gonzalo. 
—¿Disculpe?—Dijo sorprendida al ver a ese hombre ahí. 
—Nada, perdone. Solo que la reconocí...
—¿Me reconoció? ¿De donde?—Preguntó levantándose, le llegaba por la barbilla. 
—Fue usted la que le echó el jugo a Luisana.—Dijo Gonzalo riendo.
—Ah, se lo merecía. 
—Gonzalo Zuloaga.—Estiró su mano. 
—Beatriz Flores—Se la estrechó. Beatriz sintió como por su cuerpo recorrió una cierta electricidad al tocarlo. 



Ambos pasaron al comedor sin decir más nada. 
Santos fue hasta la cocina para ayudar a Casilda al igual que Bárbara. Al estar los dos solos Santos no se contuvo y le preguntó.
—¿Hay algo que quieras contarme?—Le preguntó el soprendiendola.
Bárbara no sabía como se había enterado, no le había dicho a nadie.
—¿Como sabes lo de las flores?—Preguntó con su ceño ligeramente fruncido.
—¿Qué flores? Te estoy hablando sobre la canción de Asdrubal—Le gruñó. 
—Ah, eso.—Bárbara se mordió el labio. 
—¿Te envió flores?—Le preguntó ahora molesto, Bárbara desvió la mirada. —Joder.
—Te amo.—Sonrió y salió de ahí antes de que Santos montara un espectáculo.
—¡Bárbara siéntate a mi lado!—Le gritó Asunción.
Todos ya estaban en la mesa, hasta Casilda que hablaba con Eustaquia. Santos estaba en frente de Bárbara que la miraba con el ceño fruncido, no le agradaba para nada que ese maestrito le enviara flores a su mujer, para eso estaba él. Felix y Sofia estaban sentado igual al frente pero este ni siquiera se molestaba en mirarla, y igual pasaba con Beatriz y Gonzalo. 
Otras miradas duras eran las que se lanzaban los que presidian la mesa, ambos se miraban fijamente, pero no decían nada. 
Bárbara cansada de que Santos no la mirara, estiró su pierna hasta tocar la de él, Santos se tensó, Bárbara acarició su pantorrilla con su pies, para luego pasar a su entrepierna, Santos la miraba con deseo, bajó su mano hasta tocar su pies, Bárbara casi dio un salto. Santos acarició su pies, Bárbara soltó su agarre y siguió acariciando más allá de su entrepierna. 

Santos le rogaba con la mirada que parara, y Bárbara no muy contenta lo hizo, la cena siguió su rumbo. 
Pero Bárbara no estaba del todo feliz, había algo que la tenía consternada y era el echo de no saber porque su padre y el de Santos se miraban de esa forma... 

2 comentarios:

  1. Ok, te lo dejo aquí el comentario porque se me olvido mi contraseña del gmail.
    En primero, lo amé con mi alma. Estuvo súper gracioso.
    ¿Qué carajos le pasa a Asdrubal? .
    Menudo calentón el que debe de tener Santos, jaja.
    ¿¡QUÉ ES ESO DE AMBOS PADRES!? Merezco saberlo....
    Quiero un nuevo capitulo, gracias.
    Aww, una canción de Carla Morrison. (LOVEEEE).
    Ahora le toca cantar a mi Santos...
    Necesitamos hablar, me estoy volviendo loca pensando en esos de los padres.
    ¿Asunción puede ser más linda? Awww, morí con ella.
    Boluuuda necesito un avance.
    ¿Me creerías si te dijera que casi lloro con la escena de Santos y Felix? No sé.... Bfa, amé todo de este capitulo. Y si no te apuras iré hasta tu casa para torturarte .
    Att: Sofia.

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  2. OHHHHHHHHHHHHHH LA ESPERA VALIO LA PENA ENCANTARME FUE POCOOOOO LO AME ADOREEEE.
    Ay Asdrubital,asdrubital me estas empezando a caer de la patada, ya eres demasiado cansino aprende a saber k ya has perdido, db ya no te ama ahora esta enamorada de nuestro pelelin amado y bebe cada dia mas los huesitos x ella.
    AY k ternurita me encanto doña asuncion asi es como debio de ser siempre y fue pero telemundo no nos dejo disfrutarla mas y opto x matarla antes del 2 capitulo lloroooo.
    Felix y Santos asi es como deberieron ser siempre esos hermanitos salvajitos demasiado similares y siempre apoyandose y dando consejos junto con sus locuras pero sobre todo queriendo lloooorooo yo quiero un felix en mi vidaaaaa.
    Las parejitas que se estan formando me encantan y algo me denota que felix y sofia nos van a dar mas de una escenita diver siiii y mi bei y gonzalo igualitos menos posible como defienden a db los amo adoro.
    Y Barbara y Santos que te voy a decir de ese par que ya no sepas los amo a mi y yo tambien exijo un avance de la venganza a puro besito del doctorcito x haberlo dejado encendido en el coche y en la mesa, algo me dicek esta noche db va a dormir poco con el doctorcito jojojo.
    Y dos apuntes finales con lo iguales de histericos y pesados k son asdrubital y luisana yo creo k congeniarian perfectamente y a ver si asi ya dejan en paz de una maldita vez a mis calenturientos jejejeje.
    Y el ultimo apunte final quiero avanceeee ya y no te tardes otro medio siglo en subir siiii?

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